Blancas, brillantes, alineadas como un ejército que espera órdenes certeras
de su general. Así ve Valeria las teclas del piano que tiene ante sí, extensión
de sus propias manos en perfecta comunión con su cabeza, su corazón y su alma.
Al colocar los dedos sobre ellas, nota que la energía que fluye de su cuerpo se
une al poder del instrumento, generando una onda muy superior a cualquier otra
emoción humana. Mediante la música, consegue transmitir al mundo exterior todo
lo que siente, sea bueno o malo, sin necesidad de palabras o gestos añadidos.
Dirige su mirada hacia la ventana. Afuera llueve mansamente. Una tarde de
invierno como otras muchas, en las que ensaya con la misma disciplina de los
últimos veinte años. La misma disciplina que le inculcaron en el Conservatorio,
cuando ingresó en la carrera de piano con siete años. La misma disciplina que
manejó en sus estudios, en su vida personal, en todos los aspectos que se
pudieran imaginar.
Sus manos se colocan en la posición reglamentaria, y como convocadas por
una fuerza extraordinaria, comienzan a desgranar la melodía de la partitura con
aparente facilidad. Los primeros acordes parecen contar su propia historia, una
vida ordenada, cartesiana, siempre al otro lado de la ventana que antes haba
contemplado, alejada del caos de lo que los demás dicen o viven. Pautada, como la
pieza de música que ejecuta en ese preciso momento, con su ritmo, su propia
escala, sus notas correctamente medidas. Un conjunto perfecto en el que no caben
errores.
Aparentemente. Aparente facilidad. Expresiones que siempre le han
acompañado desde que puede recordar.
“¡Qué fácil lo hace! Parece que hubiera nacido para tocar el piano.”
“Lo hace tan natural…”.
Poco a poco, la melodía sube de intensidad, como si reflejara la evolución
de sus pensamientos, en segundo plano, recordando cómo, con voluntad de hierro,
ha ido escalando más y más peldaños en la escalera de la vida, a fuerza de
renuncias, sacrificios y denodados esfuerzos. Hasta que, en un recodo de
aquella escalera, había encontrado a Javier.
Al visualizar su sonrisa en el fondo de su mente, en esa otra dimensión latente
que conserva mientras toca, una nota discordante fluye a través de sus dedos y
se convierte en desconcierto. Justo en el do mayor.
Detiene abruptamente la melodía.
Otra vez ha vuelto a ocurrir, en el mismo punto, en la misma nota. Como
ayer. Como anteayer, y el otro y el otro. Como ocurre todos los días desde que
Javier ha roto su esquema de vida pautada y ordenada, arrasando con la quietud.
Javier, que le ha demostrado que hay otra vida al otro lado de aquella ventana
en la que la lluvia corre en lágrimas desordenadas, se ha llevado su conformidad
con todo lo que ha conocido hasta entonces.
Y con él, también se ha llevado el do mayor del octavo compás, en el que
encalla irremediablemente una y otra vez en las últimas semanas. Es esa nota
fallida como una señal de la vida, un alto en el camino en el que tropieza y
cae, pese a saber de antemano que existe. Desgraciadamente, Javier nada sabe de
esto, y eso es aún más descorazonador para ella. Porque con ello también ignora
que algunas noches, Valeria llora como el mar, aunque cada mañana se jure a sí
misma remontar las olas y esquivar el do mayor, reducirlo a corcheas y
semicorcheas dominadas por el compás que vibra en su interior. Pero a pesar de
sus renovados propósitos, cada vez que llega a ese punto, a esa nota concreta,
choca de frente con su propio pensamiento y pierde la armonía.
Y es que Valeria esta enamorada y no lo sabe. El compás que vibra en su
interior es en realidad amor. Ella lo llama desconcierto.
Desconcierto en do mayor.
Agradable historia, con un ritmo y una musicalidad que te atrapan. Facil de leer y my sencillo de entender.
ResponderEliminarGracias por este bello relato.
Tus amables palabras son sin duda alguna un gran halago. Muchas gracias a ti por leerme, un abrazo.
EliminarHave you started on a new project in your life; more words? I love this story. The way music, emotion, the distraction of love are all so perfectly woven into whole. It is a love story and a love song all in one. You have a lovely skill with words. I could hear the music flow in my head, then suddenly stop at c major. There are so many phrases that made me go back and read again. Wonderful work, my talented friend.
ResponderEliminarYes, I'm starting a new project, to make real the words and phrases that live in my mind. As I do (until today) with the photography, I try to tell stories, the vision of my world.
EliminarThank you very much for your kind words, they are a pleasure for me. A big hug, my dear friend.